Inicialmente, el crecimiento en la pubertad depende de dos hormonas: la hormona de crecimiento y la hormona tiroidea. Durante la pubertad contribuyen al crecimiento otras hormonas, encargadas del desarrollo de los caracteres sexuales masculinos y femeninos.
En tanto las hormonas son primordialmente determinantes de la conducta sexual de los animales, en el ser humano desempeñan un papel secundario a este respecto; en los adolescentes y en los adultos el comportamiento sexual es una respuesta mucho más psicológica que hormonal. Incluso en la mayoría de los animales, la conducta sexual madura exige bastante más que la sola presencia de hormonas.
A medida que el adolescente alcanza la pubertad, la hipófisis aumenta la secreción de la hormona folículo-estimulante (HFE). En la mujer estimula al ovario a producir estrógeno (la hormona femenina), y en el varón estimula la producción de espermatozoides. Otra hormona hipofisaria en el varón provoca el aumento de testosterona (la hormona masculina) en el testículo. Las glándulas suprarrenales de hombres y mujeres también pueden producir testosterona.
En el varón no hay ningún acontecimiento notable que por sí solo anuncie la inminencia de la pubertad. Sin embargo, existen típicamente una serie de cambios, no siempre inmediatamente ostensibles, que tienden a producirse a lo largo de un periodo bastante prolongado. Usualmente esos cambios comienzan entre los nueve y medio a catorce años de edad pero algunos son tan sutiles que pueden pasar inadvertidos durante algunos años.
En la mayoría de los varones, los testículos comienzan a aumentar de tamaño aproximadamente a los once años; esto continúa hasta los dieciocho años. El aumento del pene se inicia, por lo regular, a los doce años y continúa hasta los dieciséis. El vello pubiano no aparece, por lo regular, hasta la edad de 13 años y medio, aunque algunos niños de 11 presentan inicios de vello.
Cuando esto ocurra antes de los 10 años, procede comunicárselo a su médico. La testosterona, que es la hormona encargada del desarrollo del pene, los testículos y el vello pubiano, también determina hacia la edad de 15 años, la aparición del vello axilar y facial, el cambio de voz, el olor corporal (ya de adulto), el acné y el aumento de la masa muscular.
La mitad de los varones experimentará cierto aumento de una o de ambas mamas, anomalía denominada ginecomastia. Frecuentemente puede haber un bulto o un punto sensible debajo de uno o ambos pezones. Aun cuando esto se puede explicar fácilmente por los cambios hormonales, a menudo no deja de ser motivo de bochorno. El joven necesitará la ayuda y el apoyo de sus padres, quienes, en principio, no deberán prestarle demasiada atención a la anomalía.
La obesidad puede acentuar el problema, ya que da la apariencia de senos muy voluminosos y, al mismo tiempo, de pene y testículos pequeños. En ocasiones, la ginecomastia puede ser tan ostensible y persistir por tanto tiempo, que el joven quiera discutir con el médico la posibilidad de cirugía estética. Usualmente, sin embargo, la anomalía desaparece en espacio de un año.
El proceso de la maduración sexual en la mujer comienza generalmente unos dos años después del primer periodo menstrual. Los comienzos de la pubertad pueden observarse desde la edad de ocho o nueve años, sin que ello deje de ser perfectamente normal. Los signos iniciales de la pubertad observados antes de los ocho años de edad requieren de la evaluación del médico.
Aun cuando varían ampliamente las edades que aparecen estos signos, se presentan en un orden bastante regular. El desarrollo mamario comienza a la edad de once años y es seguido, poco tiempo después, por la aparición de vello pubiano. El vello axilar principia a hacerse evidente a los doce años. Entre los doce y los trece años se registra un rápido aumento de estatura.
Los periodos menstruales se inician hacia los doce años y medio. A lo largo de todo el proceso hay cierto cambio en la distribución del tejido adiposo, especialmente en las caderas y la región glútea. También tienen lugar el ensanchamiento de las caderas, así como el desarrollo del útero, la vagina y los genitales externos.
Las variaciones en el desarrollo de los senos son un frecuente motivo de preocupación. Este desarrollo se inicia uno o dos años antes del primer periodo, pero también puede retrasarse hasta dos años. A menudo, un seno crece más rápidamente que el otro, por lo que hay una asimetría transitoria. Esto es embarazoso, pero en la mayoría de los adolescentes ambos senos adquieren casi el mismo tamaño hacia los 18 años de edad.
A veces existe la preocupación de que la areola (la zona oscura alrededor de los pezones) es excesiva o está insuficientemente elevada. Aproximadamente el 75 por ciento de las mujeres tiene la areola elevada y el resto sin formar relieve; uno u otro caso es perfectamente normal. Los pezones invertidos son otra anomalía que no significa ningún problema, y no requiere de más tratamiento que unas palabras de explicación para tranquilizar a la joven.
Finalmente, existe la preocupación inevitable respecto al tamaño de los senos. Se ha disminuido la importancia que se da a los senos enormes como signo de atractivo sexual. No obstante, todas las adolescentes temen quedarse con el pecho plano, aun cuando virtualmente ninguna quedará así. Es preciso recordar que el desarrollo mamario puede retrasarse hasta 2 años después de la menarquía, y alcanzar su plenitud a los 19 ó 20 años de edad.
Es perfectamente posible que una adolescente de 13 a 14 años presente escaso o ningún desarrollo mamario, a diferencia de la mayoría de sus compañeras con desarrollo avanzado e incluso, en algunas, esencialmente completo. Las palabras tranquilizadoras de la madre son de suma importancia para atenuar la ansiedad de la adolescente. Los intentos de estimular artificialmente el desarrollo de los senos son inaceptables en la adolescente y en la mujer madura. Los estrógenos de administración tópica o bucal son potentes fármacos que no deben emplearse para provocar cambios de orden estético.
Los senos excesivamente grandes también son causa de preocupación. El apoyo emocional de los padres, así como la firmeza de un fuerte sostén, son importantes durante la adolescencia. Existen procedimientos de cirugía estética para la reducción, que pueden ser tomados en consideración por las adolescentes mayores y sus padres.